Introducción
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Breve bienvenida.
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Por qué este post es clave si estás empezando.
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Qué vas a aprender: identificar errores y corregirlos desde hoy.
1. Usar siempre el modo automático
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Por qué limita tu creatividad y resultados.
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Alternativas: modo prioridad a la apertura, modo manual básico.
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Mini ejercicio práctico.
2. Disparar sin cuidar el enfoque
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El error de dejar el enfoque en automático total.
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Qué punto de enfoque usar y cómo controlar el área.
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Consejos para retratos y objetos.
3. No revisar el histograma (y fiarse solo de la pantalla)
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Por qué las pantallas engañan.
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Qué es el histograma y cómo leerlo en 30 segundos.
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Ejemplo de exposición mal medida.
4. No pensar en la luz (y disparar con lo que haya)
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Cómo la luz cambia todo, incluso en exteriores.
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Luz dura vs. suave: ejemplos y consejos rápidos.
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Qué hacer con una ventana o una farola.
5. Guardar y exportar sin criterio
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Formatos: RAW, JPEG y cuándo usar cada uno.
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Nombres de archivos, resolución, espacio de color.
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Cómo preparar una foto para web, impresión o redes.
Conclusión
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Recapitulación rápida.
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Cómo mejorar con práctica consciente.
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Enlace a otros artículos o a tu curso/formación 1:1.

Introducción
Empezar en la fotografía puede ser emocionante… y frustrante a partes iguales. Compras tu primera cámara, haces tus primeras sesiones, pruebas distintos estilos… pero a menudo, los resultados no se parecen en nada a lo que imaginabas.
¿Te ha pasado?
La buena noticia es que no siempre necesitas una mejor cámara o más equipo. Muchas veces, solo necesitas identificar pequeños errores que todos hemos cometido al empezar —sí, todos— y corregirlos con intención.
En esta entrada voy a contarte 5 errores muy comunes entre fotógrafos principiantes que pueden estar frenando tu progreso sin que te des cuenta. Y lo más importante: te enseñaré cómo evitarlos desde ya para que empieces a ver mejoras reales en tus fotos.
Vamos a ello.
1. Usar siempre el modo automático
Cuando empiezas en fotografía, el modo automático parece un salvavidas. Tú encuadras, disparas… y la cámara lo hace todo. ¿El problema? Que le estás dejando a la cámara decisiones que tú deberías estar tomando como fotógrafo.
❌ ¿Por qué es un error?
El modo automático no entiende tu intención creativa.
No sabe si quieres desenfocar el fondo, congelar el movimiento, mantener una atmósfera oscura o exponer para las luces. Su única misión es “que la foto no salga mal”, y eso muchas veces significa resultados planos, sin alma y sin control.
Además, al usarlo siempre:
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No aprendes cómo funciona tu cámara.
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No desarrollas criterio fotográfico.
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Te frustras cuando el resultado no se parece a lo que veías en tu mente.
✅ ¿Qué hacer en su lugar?
Empieza a usar modos semiautomáticos que te den control sin abrumarte:
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Prioridad a la apertura (A o Av): tú eliges la apertura (f/1.8, f/2.8…) y la cámara ajusta el resto. Ideal para retratos, producto o food photography.
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Prioridad a la velocidad (S o Tv): tú eliges la velocidad (1/500, 1/1000…) y la cámara compensa. Perfecto para movimiento.
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Modo manual (M) con ISO automático: cuando quieras controlar todo menos la sensibilidad.
🧪 Ejercicio práctico para dar el salto
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Pon tu cámara en modo A (prioridad a la apertura).
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Dispara la misma escena con f/2.8, f/5.6 y f/11.
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Observa cómo cambia la profundidad de campo y el fondo.
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Entiende qué ha hecho la cámara con la velocidad en cada disparo.
Resultado: habrás aprendido más en 5 minutos que en 50 fotos automáticas.
2. Disparar sin cuidar el enfoque
Uno de los errores más frustrantes (y más comunes) es hacer una foto con buena luz, buena composición… y que esté desenfocada.
Puede que creas que la cámara enfocó bien, pero al hacer zoom… la nitidez no está donde debería.
¿El resultado? Una imagen que no sirve.
❌ ¿Por qué ocurre esto?
Porque al empezar, muchos fotógrafos confían demasiado en el enfoque automático sin entender dónde está enfocando la cámara realmente.
Además, si usas el enfoque múltiple (AF wide o automático), la cámara puede elegir el fondo, una camiseta, o una oreja… en lugar de los ojos del sujeto.
✅ ¿Qué deberías hacer?
Toma el control del enfoque. Aquí van tres pasos clave:
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Cambia a enfoque puntual (AF-Single / Punto flexible / Punto medio)
Así eliges tú el punto exacto donde debe enfocar: el ojo, el producto, un detalle concreto. -
Aprende a reencuadrar
Apunta con el punto de enfoque al ojo (por ejemplo), aprieta el botón de enfoque a la mitad, y luego mueve ligeramente el encuadre para componer bien.
Nota: Esto funciona bien con aperturas cerradas (f/4, f/5.6…). Si usas f/1.4, mejor coloca el punto de enfoque directamente donde lo necesitas, sin reencuadrar. -
Activa el enfoque al ojo (Eye AF) si tu cámara lo permite
Si tienes una Sony A7IV (como tú, Pablo), esto es una maravilla.
Asegúrate de configurarlo para sujetos humanos o animales según el caso.
🧪 Ejercicio práctico para mejorar el enfoque
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Haz un retrato sencillo de alguien.
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Prueba tres modos:
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Automático total
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Punto de enfoque fijo en el ojo
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Eye AF activado
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Amplía al 100% en el ordenador y compara.
Resultado: verás que una foto mal enfocada no se salva con edición. El enfoque correcto es el primer paso de una foto profesional.
3. No revisar el histograma (y fiarse solo de la pantalla)
Seguro que alguna vez has hecho una foto que en la pantalla de tu cámara parecía perfecta…
Y cuando la pasas al ordenador, te encuentras con sombras empastadas, luces quemadas o detalles que simplemente han desaparecido.
Eso ocurre porque te estás fiando de la pantalla… y no del histograma.
❌ ¿Por qué es un error?
La pantalla de tu cámara no es una referencia fiable de exposición.
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Se adapta al brillo ambiente.
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Está procesada, incluso en RAW.
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Puede mostrar una imagen más clara o más oscura de lo que realmente es.
Sin embargo, el histograma no miente. Es una representación objetiva de cómo están distribuidos los tonos en tu imagen: negros, sombras, medios tonos, luces y blancos.
✅ ¿Cómo se usa el histograma?
Piensa en él como un gráfico de montañitas:
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La izquierda representa los negros y sombras.
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El centro, los tonos medios.
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La derecha, los blancos y luces altas.
Si hay picos recortados en los extremos, significa que hay información perdida (negros empastados o blancos quemados).
Lo ideal (aunque depende del estilo) es que toda la información esté dentro del gráfico, sin tocar los bordes.
🧪 Ejercicio práctico para entenderlo
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Activa el histograma en tu cámara (normalmente se puede ver en modo Live View o al revisar fotos).
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Haz tres fotos de la misma escena:
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Una subexpuesta
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Una equilibrada
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Una sobreexpuesta
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Observa cómo se mueve la forma del histograma en cada una.
Resultado: aprenderás a reconocer cuándo puedes recuperar información… y cuándo no.
Con el tiempo, revisarás el histograma más que la imagen, como hacen los profesionales.
4. No pensar en la luz (y disparar con lo que haya)
Muchos fotógrafos novatos se centran en la cámara, en el objetivo o en los ajustes…
Pero se olvidan de lo más importante: la luz.
Puedes tener el mejor equipo del mundo, pero si la luz es mala o no está bien interpretada, tus fotos seguirán pareciendo mediocres.
❌ ¿Por qué es un error?
Porque la luz no solo ilumina, sino que define el ambiente, el volumen y la emoción de una fotografía.
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¿Luz dura desde arriba? Resultados agresivos, sombras marcadas.
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¿Luz suave lateral? Resultados envolventes, agradables, más profesionales.
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¿Luz plana desde el frontal? Imagen sin profundidad, sin interés.
Disparar “con lo que haya” sin analizar la luz significa ceder el control visual de tu foto al azar.
✅ ¿Qué deberías hacer?
Aprender a leer la luz antes de disparar.
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Fíjate en la dirección: ¿viene de un lateral, de frente, de arriba?
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Analiza la dureza: ¿proyecta sombras definidas o difusas?
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Observa la temperatura: ¿es cálida, fría, neutra?
Y después, decide si puedes modificarla o aprovecharla mejor:
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Acércate a una ventana (luz suave, natural, perfecta).
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Usa una sábana blanca o cartulina como difusor.
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Gira al sujeto 90º para crear volumen con sombras.
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Si disparas con flash, rebótalo en el techo o una pared blanca.
🧪 Ejercicio práctico para entrenar tu ojo
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Coloca un objeto sobre una mesa cerca de una ventana.
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Haz cuatro fotos:
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Con la luz lateral
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Con la luz frontal
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Con la luz detrás del objeto
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Con una cartulina blanca rebotando la luz
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Observa cómo cambia la sensación en cada una.
Resultado: empezarás a ver la luz como el ingrediente principal de tu foto, no como algo secundario.
5. Guardar y exportar sin criterio
Has hecho una buena foto. Está bien enfocada, con buena luz y exposición…
Pero cuando la subes a Instagram, se ve borrosa o pixelada. O peor aún: cuando quieres imprimirla, la calidad no da la talla.
Este error es muy común: editar bien una imagen pero exportarla mal, perdiendo todo lo ganado en el proceso.
❌ ¿Por qué es un error?
Porque exportar sin criterio puede causar:
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Pérdida de nitidez y color.
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Archivos demasiado pesados o demasiado comprimidos.
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Fotos sin perfil de color compatible con web o impresión.
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Nombres de archivo caóticos e imposibles de organizar.
Y además, muchos fotógrafos principiantes no guardan sus originales correctamente, confiando solo en los JPG exportados.
✅ ¿Qué deberías hacer?
Aprender a guardar bien tus archivos y a exportar según el destino de la imagen:
💾 Guardado correcto:
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Conserva siempre los RAW en un disco duro o nube.
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Crea carpetas con nombre claro: 2025-05-24_Sesión_Retrato_Claudia.
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Guarda una copia editada en alta (TIFF o JPG máxima calidad).
🌐 Para web o redes:
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Exporta en JPEG con compresión media (80-85%).
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Lado largo entre 1800 y 2400 px (por ejemplo, 2048px es estándar en Facebook).
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Perfil de color: sRGB (es el que entienden los navegadores y redes sociales).
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Renombra el archivo con sentido: retrato_claudia_web.jpg.
🖨 Para impresión:
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Exporta en TIFF o JPEG alta calidad.
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Resolución: 300 ppp.
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Perfil de color: AdobeRGB o sRGB (consulta con la imprenta).
🧪 Ejercicio práctico para no perder calidad
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Exporta una misma foto en:
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JPEG 100% calidad
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JPEG 80% calidad
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JPEG 40% calidad
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Súbelas a una carpeta compartida o publícalas en redes (de prueba).
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Observa en qué momento empieza a notarse la pérdida.
Resultado: entenderás cuánto puedes comprimir sin estropear tus fotos… y evitarás disgustos con clientes o seguidores.
Conclusión
Cometer errores al empezar es parte natural del proceso. Pero lo que marca la diferencia entre un aficionado estancado y un fotógrafo en evolución es la capacidad de detectar esos fallos y corregirlos conscientemente.
Hoy has visto 5 errores comunes que muchos pasamos por alto:
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Disparar siempre en automático.
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No cuidar el enfoque.
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Ignorar el histograma.
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No analizar la luz.
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Exportar sin criterio.
La clave no está en evitar fallos para siempre, sino en entender qué ha salido mal y aprender de ello en cada sesión. Con práctica, estos errores se convierten en lecciones… y tus fotos empezarán a tener ese nivel que ahora admiras en otros.
🎯 ¿Y ahora qué?
✅ ¿Te sentiste identificado con alguno de estos errores? Escríbeme en comentarios o por mensaje y te ayudo encantado.
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